Los aranceles y los riesgos: El caso de Costa Rica
Imaginen a alguien que recibió un golpe en la cabeza el 1 de abril, y cayó inconsciente hasta el día de hoy por la mañana. Luego de despertar, y pasando la conmoción inicial, preguntaría: ¿pasó algo en el mundo mientras no estuve?
La respuesta inicial sería fácil. Pasó algo tan grande, tan significativo para tantísima gente, que se convirtió en la noticia y el tema de discusión más importante del mundo durante el último mes: El 2 de abril, el Presidente de los Estados Unidos usó poderes de emergencia para establecer nuevos aranceles a las importaciones de todos los países con los que ese país tiene relación comercial (y a algunos con los que no la tiene).
Pero esa respuesta inicial estaría incompleta, porque no fue eso exactamente lo que ocurrió. Lo que pasó es que se hizo ese anuncio, y luego nos tocó ver una serie de declaraciones en las que se cambiaba lo que se dijo en un inicio. Para algunos países los aranceles serán más reducidos que en el anuncio inicial, para otros serán más elevados; para casi todos habrá un periodo de gracia con aranceles reducidos; muchos gobiernos están negociando, y pueden llegar a acuerdos distintos, ya veremos algún ejemplo, o bueno, talvez no; mientras tanto otros tomarán medidas retaliatorias, que serían contestadas con medidas retaliatorias aún más agresivas. Paralelamente, el Congreso estadounidense inicia discusiones sobre si se podría eliminar la potestad del Presidente para tomar estas decisiones, y podríamos llegar a un desenlace distinto.
Entramos en un periodo en el que no se sabe lo que va a pasar, ni con qué profundidad, ni por cuánto tiempo. Hay cierto humor en que siempre nos preparamos para los shocks económicos que conocemos, nos sentimos protegidos, y finalmente nos sorprende algo que nunca había ocurrido y no pudimos prever. Pues bien, esta es una nueva clase de evento, prácticamente inédito en la historia, que depende de la voluntad cambiante de una sola administración en un solo país.
El análisis de riesgos
La naturaleza tan particular de esta situación, que es fundamentalmente impredecible, nos sugiere la posibilidad de usar un tipo de análisis que trabaje sobre una base incierta.
Podríamos usar entonces un análisis simplificado de riesgos, que se basa en la identificación y evaluación de impactos que no sabemos si se darán con certeza, pero nos ayuda a prepararnos para la eventualidad de que ocurran.
En su forma más sencilla, el análisis de riesgos requiere que identifiquemos un conjunto de escenarios posibles, y que para cada uno de esos escenarios, estimemos una probabilidad de ocurrencia y un potencial impacto. Continuando con un ejemplo simplificado, podemos pensar en probabilidades baja, media y alta, e impactos bajo, medio y alto.
Viendo esto en una matriz, encontraríamos zonas con escenarios de baja probabilidad y bajo impacto, zonas con escenarios de alta probabilidad y alto impacto, y zonas mixtas. Lo que tocaría entonces es tratar de desarrollar planes de acción para enfrentar los escenarios que más nos pueden afectar: los que tienen mayor probabilidad y mayor impacto.
¿Cuáles serían entonces los escenarios que tenemos que evaluar en un análisis de riesgos para Costa Rica?1 ¿Cuáles de estos requieren que empecemos a trabajar en una estrategia de atención? Me parece que los más grandes son los siguientes:
Deterioro de la economía de EE. UU., recesión
Caída de las exportaciones hacia EE. UU.
Reducción de inversión extranjera directa en manufactura y agroindustria
Desempleo en sectores afectados
Disrupción en cadenas de suministro
Vamos entonces uno por uno.
1. Deterioro de la economía de EE. UU.
Probabilidad: Alta Impacto: Alto
A hoy, es posible que quienes lean esto sepan muy bien qué es un arancel, pero no sobra hacer una pequeña aclaración: los aranceles, en el contexto que hemos estado discutiendo, son impuestos a las importaciones. Ese impuesto se manifiesta como un costo para el consumidor. Al sumar el costo de los aranceles, cada producto internacional que entra a los Estados Unidos será más caro, y los hogares estadounidenses tendrán que dejar de consumir parcial o totalmente muchos de estos productos, y también muchos productos locales, empeorando su estilo de vida. Adicionalmente, una gran cantidad de productos importados son bienes intermedios, que al hacerse más caros tornan prohibitivamente costosa la operación de muchas empresas, llevándolas a la quiebra. Sin importar cuál sea el fin que se persigue con los aranceles en el más largo plazo, su efecto inmediato será el de deteriorar la economía de EE. UU.
¿Y por qué nos importa esto? Uno puede imaginar a la economía de Costa Rica como una carreta que va enganchada a un poderoso caballo, que es la economía de EE. UU.
Estados Unidos es el principal comprador de los bienes y servicios costarricenses. Es además el principal inversionista en el país. Cuando la economía de los Estados Unidos va bien, a la economía de Costa Rica le va bien.
Cuando los hogares de EE. UU. tienen dinero para gastar, compran más café y frutas de Costa Rica, hacen más viajes de placer al país, compran propiedades locales, consumen más bienes terminados. Cuando las empresas de EE. UU. operan en una economía que prospera, pueden tomar decisiones de crecimiento y expansión, y reinvierten su capital en países como el nuestro. Esto es lo que hemos visto durante los últimos 15 años.
Pero cuando ese crecimiento se acaba, es como si el caballo se detuviera, y el país que viene enganchado atrás también se va a terminar deteniendo. Ya, esta semana, se vio un pequeño adelanto de lo que podría pasar, con un registro de caída en el PIB trimestral de los Estados Unidos, y ya el Banco Central de Costa Rica anuncia una proyección de crecimiento que empeora contra el último registro. Sin embargo, muchos de los efectos no van a ser tan inmediatos, y falta mucho por ver.
Si la economía de EE. UU. se detiene, y nos contagiamos de la recesión norteamericana, podemos echar mano de las medidas clásicas de estímulo económico: la política fiscal y la política monetaria. Tenemos mucho más espacio en esta última, y es posiblemente ahí donde reaccionemos primero si este escenario se materializa.
Más allá de eso, no tenemos muchas opciones. Es difícil desde nuestro rinconcito incidir sobre la relación de EE. UU. con el mundo entero.
2. Caída de las exportaciones hacia EE. UU.
Probabilidad: Alta Impacto: Alto
Costa Rica recibió un nuevo arancel global de 10% en sus exportaciones a EE. UU. Esto es, 10% adicional a lo que ya existía en todos los bienes.
Las exportaciones de bienes de Costa Rica a Estados Unidos representan más del 40% de nuestras exportaciones de bienes totales, y casi una cuarta parte del total de productos exportados.

Costa Rica ha trabajado en desarrollar su capacidad exportadora, al punto de convertir la exportación de bienes manufacturados uno de los principales motores de la economía.
En el caso del comercio con los Estados Unidos, podríamos decir que la mitad de los bienes que exportamos son productos de la industria de dispositivos médicos, una cuarta parte son otros bienes manufacturados (químicos, electrónicos, textiles incluso), y una cuarta parte son productos agrícolas.

El éxito de nuestro modelo exportador nos había llevado incluso, después de muchos años, a tener un superávit comercial con EE. UU.

Un arancel sobre esas exportaciones pone directamente en riesgo una parte crucial de nuestra economía.
Inicialmente, el riesgo no es igual para todas nuestras exportaciones. Los dispositivos médicos serán siempre necesarios, y es difícil que un aumento de precio lleve a la población de EE. UU. a posponer procedimientos médicos. Ese sector está, por ahora, mejor defendido. Pero, ¿qué pasa con otros sectores?
Los productos agrícolas están especialmente en problemas. No sólo son más sensibles a cambios de precio, sino que compiten con productos exportados desde uno de los únicos países que por ahora ha eludido los aranceles: México. Los productos agrícolas ticos entran a EE. UU. a un mayor precio y en desventaja.
¿Qué podemos hacer en este caso? Lo primero es tratar de revertir el nuevo arancel. Contrario a lo que vimos en el punto anterior, sí podríamos incidir en la relación bilateral. La relación entre Costa Rica y los Estados Unidos es amistosa, y sería posible buscar una negociación beneficiosa en el relativo corto plazo.
Luego, llevamos un buen tiempo tratando de diversificar geográficamente nuestras exportaciones. Abriendo nuevos mercados para nuestros productos. El problema que ha enfrentado esta estrategia es que el fortalecimiento de nuestra relación con EE. UU. ha sido más veloz que la apertura de esos nuevos mercados. Las exportaciones a EE. UU. crecían más rápido que todas las demás. En adelante, no nos queda más que seguir intentando crecer en mercados fuera de los Estados Unidos.
Posiblemente, también sea el momento de fomentar una reconversión en el sector agropecuario, tratando de recalificar a sus trabajadores para que se desempeñen en otras industrias más competitivas y menos vulnerables. Fuera de eso, dependeríamos también de estímulos enfocados que puedan sostener temporalmente la producción.
3. Reducción de IED en manufactura y agroindustria
Probabilidad: Alta Impacto: Medio
El impacto más claro que ha tenido la nueva política de aranceles sobre los empresarios de Estados Unidos y el mundo ha sido la posposición de muchas decisiones de negocio. Es difícil tomar decisiones en un entorno que cambia todos los días, y en el que no se conoce el escenario final. Se han paralizado las los pedidos industriales, el flujo comercial transfronterizo, y las nuevas inversiones tanto dentro como fuera de los Estados Unidos.
Aún si se revirtieran los aranceles a todos los países, los efectos de una incertidumbre que paraliza se sentirán por un buen tiempo, y experimentaremos una reducción en inversión directa de las empresas estadounidenses, que dominan el parque de multinacionales en Costa Rica.
Viéndolo del lado positivo, y recordando lo que comenté hace unos cuantos párrafos, es difícil que veamos caídas drásticas en las exportaciones de productos de manufactura. Es difícil también que veamos cierres de plantas. El escenario más probable es que veamos una desaceleración perceptible, pero que la economía exportadora siga creciendo y mantenga su importancia.
En este escenario hay poco que se pueda hacer. Costa Rica ofrece un clima de estabilidad, pero no es suficiente para contrarrestar la confusión que genera el gobierno de los Estados Unidos.
Una estrategia sólida podría ir en la dirección de incentivar la llegada de empresas multinacionales de otras geografías. Sin embargo, los efectos de esto serán modestos.
4. Desempleo en sectores afectados
Probabilidad: Media Impacto: Medio
Como lo planteé arriba, uno podría esperar que el sector agropecuario sea particularmente afectado por los aranceles. Este sector tiende a ser más informal, y al ver todo esto junto, uno podría esperar que sea el primero que vea caídas importantes en empleo.
Acá, como también mencioné arriba, puede valer la pena ayudar a los trabajadores desempleados a reposicionarse en otras industrias, las cuales esperaríamos que puedan regresar al crecimiento en el mediano plazo, luego de este golpe inicial.
5. Disrupción de las cadenas de suministro
Probabilidad: Media Impacto: Bajo
Una cosa que aprendimos en el periodo de pandemia fue la precisión con la que se manejan los fletes marítimos. Las rutas están cuidadosamente coordinadas para hacer llegar la mayor cantidad de bienes, en el menor tiempo posible, y al menor costo.
La planificación minuciosa de rutas ofrece muchos beneficios, pero tiene un gran defecto: el éxito de cada viaje depende de que otra serie de viajes previos también hayan concluído con éxito. Si un barco falla en su recorrido de ida, no podrá cargar los bienes que se esperaba llevara a la vuelta; simultáneamente otros barcos no podrán cargar bienes que esperaban el primero distribuyera, y mientras tanto habrá que buscar un nuevo barco que asuma el envío pendiente. En tanto se resuelve esto, se generan embotellamientos en los puertos. En un ballet marítimo sincronizado a la perfección, cada desvío del plan genera una onda expansiva de desvíos y fallos, y si esa onda crece lo suficiente, y se combina con otras ondas, vemos un colapso en las cadenas de suministro a nivel mundial.
Lo que estamos viendo hoy con la postergación de decisiones de compra por parte de las empresas estadounidenses, está creando más y más desvíos que pueden afectar la las cadenas de suministro globales.
Una interrupción de este tipo eleva los costos de almacenaje, arriesga el deterioro de productos perecederos y encarece el transporte marítimo.
Para prevenir sobrecostos se puede explorar la posibilidad contratar el transporte de forma temprana, antes de cambios drásticos en los precios. Se pueden buscar también coberturas complementarias y seguros sobre las mercancías, si no se tuvieran de previo.
Conclusión
Costa Rica posiblemente no pueda decidir si se mantienen o no los aranceles, pero puede usar análisis de este tipo para evaluar sus riesgos, moverse a tiempo, y minimizar los posibles efectos adversos.
Este ejercicio, por supuesto, no está completo. ¿Ven otros riesgos importantes? ¿Otros posibles planes de acción?
Hay escenarios de muy baja probabilidad que son interesantes como ejercicio de pensamiento, pero realmente no aportan mucho al análisis. Cosas como la posibilidad de que EE. UU. decida no volver a participar en conflictos militares externos, lo que comprometería la posición de Costa Rica, sin ejército, en caso de agresiones por parte de países de la región. Y aunque reitero, sería interesantísimo considerarlo, para esta publicación me enfoco sobre todo en lo más crítico dentro del mapa de riesgos.